viernes, 18 de diciembre de 2009

Argumentación Desarrollada

Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Instituto Pedagógico de Caracas

Subdirección de Investigación y Postgrado

Subprogramas de Maestría y Especialización en Lectura y Escritura

Curso: Fundamentos Pedagógicos para la Lectura y la Escritura

Profesora: Angélica Silva

Período Académico 2009 III


Cristina Traini

Relaciones entre las nociones de aprendizaje, lengua, lectura y escritura

(Texto de opinión)


Todo docente de Educación Básica debe saber y tomar en cuenta el desarrollo del aprendizaje, el desarrollo de la lengua, y las nociones de la lectura y la escritura del niño y la niña. Es decir, el docente debe conocer que cada niño y niña pasa por un proceso según su edad en la adquisición de aprendizajes, inclusive el aprendizaje referido a la lectura y la escritura. Por esta razón, el docente como mediador tiene que conocer, manejar y aplicar los supuestos teóricos que explican y ejemplifican cómo se adquiere, produce y aplican las habilidades y destrezas en la composición y producción de textos orales y escritos. Ahora bien, entre los aspectos relevantes a tratar en esta argumentación, referiré algunos aspectos de la teoría del procesamiento de la información. Considero que esta posición psicológica surge como respuesta a los supuestos teóricos conductista. De esta manera y con relación a lo señalado anteriormente es imperativo preguntarse ¿Cuáles son las pautas que proponen las teorías psicológicas para el desarrollo del aprendizaje? ¿Qué debe conocer el docente en relación con las corrientes psicológicas de aprendizaje para ayudar al niño y la niña en la lectura y escritura? ¿Qué didácticas podría aplicar el docente para estimular el desarrollo de la composición en el proceso de aprendizaje de la escritura?


En primer lugar, los supuestos teóricos de la teoría del procesamiento de la información (paradigma cognitivista) planteado por diversos autores entre ellos Klatzky (citado en Schunk, 1997) expone que el procesamiento de la información ocurre entre recibir el estímulo y producir la respuesta. A esta afirmación se conoce con el término de Corolario, porque según el autor es la forma y el modo en que se presenta la información en la mente, según el nivel de desarrollo del aprendiz. Asimismo Schunk (ob. cit) nos permite considerar que todo aquel que aprende selecciona y presta atención a los elementos del medio, transforma y repasa la información, relaciona lo nuevo con los conocimientos previos y los organiza para dar sentido a esta información. Con relación a esto Lockhart, Craik y Jacoby (citado en Schunk 1997) plantean que en el aprendizaje existen niveles de procesamientos: (a) físico, (b) acústico y (c) semántico. Con ellos se forman asociaciones para facilitar la adquisición y el almacenamiento de la información en la memoria. Seguidamente y desde esta perspectiva, el ser humano es un sistema autorregulado que es capaz de utilizar la información con diferentes propósitos y esto hace que su aprendizaje sea significativo, es decir, la motivación que emplea es el motor para desarrollar todo ese potencial de aprendizaje.

¿Á qué nos lleva el asumir una determinada postura psicológica del aprendizaje como la teoría del procesamiento de la información en el caso de la lectura y la escritura de los niños y niñas en la etapa de escolaridad? Nos lleva a determinar una serie de supuestos que el maestro con una clara concepción cognoscitiva debe aplicar en aula: (a) Los niños y niñas son entes activos en el procesamiento de la información y a partir de sus esquemas mentales, ellos están en capacidad de aprender y solucionar problemas; (b) el conocimiento no está limitado a la simple acumulación de asociar datos; (c) la información se organiza, reorganiza, transforma y emplea con diferentes fines; (d) permite realizar interpretaciones para acceder a lo esencial del conocimiento. Entonces, como docentes comprometidos con una explicación cognoscitiva debemos concebir el aprendizaje como el desarrollo de habilidades y no reducirlo a la simple acumulación de conceptos, que permita a los niños y las niñas tomar decisiones y hacer elecciones con conciencia partiendo de sus propósitos, intereses y actos.


Sobre la base de lo planteado Gagné (citado en Schunk, 1997) un teórico pionero del procesamiento de la información nos permite considerar que leer implica decodificar, esto significa descifrar los símbolos impresos o relacionar letras y sonidos; es un acto de comprensión para ser utilizado con un fin particular (p. 257). Por su parte la escritura es la transformación de los procesos de pensamiento en un conjunto que se organiza en símbolos impresos para ser comunicados, es decir, escribir es una conducta orientada a metas. Fraca de Barrera (1997) enfatiza que la escritura es un objeto de conocimiento de carácter social. La escritura fomenta el desarrollo y permite la continuidad de las sociedades (p. 57). Entonces como maestros debemos formar niños y niñas productores y consumidores de conocimientos. Por lo tanto, se requiere que todo especialista dedicado al conocimiento de la lengua conozca y aplique las dimensiones de la lingüística de Páez Urdaneta (1995) clasificadas en: (a) organización del código lingüístico; (b) adquisición y desarrollo del código lingüístico; (c) uso del código lingüístico y (d) cambio del código lingüístico porque todo texto que se escribe o que se lee cumple con una intencionalidad. Y como docentes es necesario enseñar a nuestros niños y niñas a discriminar, estructurar y procesar textos orales y escritos para generar cambios de forma y fondo en una sociedad alfabetizada.


En segundo lugar, es bien sabido que la lectura y escritura son herramientas de socialización entre las culturas y que todo aquel que pueda apropiarse de ellas y emplearlas en forma eficaz puede otorgarle gran poder para comunicarse. Esta idea es concebida por Serrón (1998), a través de un enfoque comunicativo, funcional o comunicacional que busca preparar a los niños y las niñas para leer y escribir autónoma y críticamente diversos textos que circulan en las culturas. Entonces, debe señalarse que el maestro debe conocer estas herramientas y como se adquieren en cada etapa de desarrollo de niños y niñas, aunque el desarrollo de lectura y escritura no se produzca exactamente igual y al mismo ritmo en todos.


En tercer lugar y de acuerdo con la didáctica, todo niño y niña de Educación Básica necesita estar en contacto con un ambiente de aprendizaje, que les permita favorecer el desarrollo de la lectura y la escritura para desenvolverse en cualquier contexto social. Por ello, el docente debe propiciar estrategias que estimulen el proceso de leer y escribir en el aula y propongo como docente de la segunda etapa las siguientes actividades: (a) la lectura en voz alta de textos narrativos, informativos, descriptivos y hasta instruccionales; (b) la dramatización de textos; (c) el intercambio de preguntas que desencadenen procesos de asociación de nuevos conocimientos y los previos; (d) proponer diversas lecturas que sean de interés a cada niño y niña para luego indagar en sus impresiones (qué dice la historia); (e) de un proceso oral ayudarlos a organizar la información para desarrollarla por escrito (planificar, organizar, revisar y editar Salvador Mata, 1997) y (f) el juego como didáctica para aprender y asociar terminologías aplicadas a cada una de las ciencias de conocimientos. Revisando mi actuación como docente he visto el error que cometo al sólo dar la típica clase de ortografía, las normas y excepciones en la escritura de palabras entre otras muchas prácticas tradicionales. He esperado que los alumnos aprendan reglas ortográficas de forma memorística, para luego evaluar su correcta aplicación en un examen o trabajo escrito (modelo conductista). Por ello y reflexionando sobre esta acción, busco motivar a los alumnos a través de la producción escrita de diversos tipos de textos. Ahora cobra mayor fuerza la idea de Salvador Mata (1997) “se aprende a escribir, escribiendo” (p. #) y pensando en esto e ideado construir junto con los alumnos de quinto grado una revista partiendo de las presentaciones orales que realicen de los países de Europa. Fomentaremos con la construcción de este bien cultural (la revista) la escritura y ejercitaremos las nociones de ortografía y gramática.

Para concluir, leer y escribir son habilidades cognitivas que se aprenden. Estoy convencida como docente de que mi labor es mediar en el proceso de desarrollo de la lectura y la escritura en el niño y la niña. La lengua oral y escrita son instrumentos para informar y expresar sentimientos y anhelos; por tal razón, debo propiciar un ambiente de aprendizaje que motive y oriente la atención y percepción, promueva su comprensión y les ayude a construir conocimientos. Es generar actividades lúdicas que promuevan la creatividad y permita de esta manera incorporar la escritura y lectura como valores culturales. En pleno siglo XXI es bien sabido que leer y escribir constituyen un valor en nuestra formación académica. No es un lujo o algo accesorio saber leer y escribir sino un derecho. Desde la formación de los más pequeños debe considerarse que aprender a leer y escribir es parte de nuestra vida, y todo aquel que se apropie de estas herramientas podrá avanzar en una gran diversidad de conocimientos y generar los de cambios que toda cultura requiere para perdurar en el tiempo.


Referencias Bibliográficas

Schunk, D. (1997). Teorías del aprendizaje. (2a. ed.) México: Prentice Hall

Serrón, S. (comp.) (1998). De la cartilla a la construcción del significado. Situación de la

alfabetización en Venezuela. Red latinoamericana de Alfabetización- Venezuela

Fraca de Barrera., L. (1998). De la naturaleza de la escritura. Revista Letras 54-55 (1),

(57-78). Caracas: Instituto Pedagógico de Caracas

Páez Urdaneta., I. (1995). Comunicación, Lenguaje Humano Organización del Código

Lingüístico. Venezuela: Vadell Hnos. Editores